Los cambios son tas drásticos que la definición de los que es TV es cada día mas difícil de delimitar. Hay dos factores claves para explicar esta redefinición: (a) El control tecnológico que los nuevos soportes ponen en marcha de sus consumidores que le permiten decidir, cuando, cómo y qué quieren ver, y (b) La diversas formas de interacción social. Por ejemplo, las nuevas estudios han descubierto un número de personas amplio descontentas con la TV tradicional por no poder adelantar o rebobinar los contenidos, un tema mucho mas interesante de lo que parece.
El cambio es más brusco en los jóvenes. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), casi el 90% de los jóvenes entre 16 y 24 años confiesa ser un cibernauta con los espacios en los que puedan disponer de libertad de acceso, relación con otros cibernautas y, sobre todo, con participación colectiva. El 18% de los internautas ha subido vídeos a YouTube, un 30% en el caso de jóvenes entre 18 y 24 años. El 38% de personas agradecen activamente la presencia de sus marcas preferidas en los espacios por los que navega, y casi la mitad consideran que las marcas con las que interactúan en internet son un aparte consustancial de ellos. La nueva televisión requerirá de servicios Interactivos y herramientas comunicacionales.
(b) La mitad de la audiencia (46%) opta por ver acontecimientos deportivos y noticias “en directo”.
(c) El 23% se encuentra satisfecho con las comedias/ dramas “a la carta”.
(d) Los anuncios publicitarios son para el 64% los más molesto de la TV.
(e) La incapacidad para manipular la TV convencional como un video digital se ha revelado como una fuente de malestar para el TV clásico. ¡¡Curioso efecto, impensable hace 12 meses!!.
(f) Las nuevas plataforma, un 46% en EEUU entre 18 y 24 años, ven contenidos a través del móvil pero escasamente en grupos superiores 55 años o más ( sólo 19%).
La conclusión es evidente: (1) El grupo de edad menor de 35 años tiene más tendencia a ver contenidos en dispositivos alternativos, (2) Resulta más familiar cada día la televisión a la carta y no le importa pagar para descargarse contenidos premium – 37% de los adultos – y no acepta pagar para no ver publicidad. La publicidad es tortura.
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